Nadie puede ver tan bien en la noche como en el día. Pero
a medida que envejecemos estas diferencias aumentan.
Un conductor de 50 años de edad puede requerir por lo
menos del doble de luz para ver el mismo objeto en la
noche que uno de 20 años.
Lo que usted hace en el día puede también afectar su
visión nocturna. Por ejemplo, si pasa el día bajo el sol
brillante debe usar gafas de sol. Sus ojos tendrán menos
problemas para ajustarse a la noche. Pero si está condu-
ciendo, no utilice gafas de sol durante la noche. Estas
pueden disminuir el deslumbramiento de los faros, pero
también hacen que muchas cosas parezcan invisibles.
Usted puede quedar temporalmente cegado por los faros
que se acercan. Pueden pasar uno o dos segundos, o tal
vez varios segundos, para que sus ojos se reajusten a la
oscuridad. Disminuya un poco su velocidad cuando se
enfrente a un deslumbramiento severo, tal como cuando
un conductor no cambia las luces altas a bajas o un
vehículo con faros mal alineados. Evite mirar directamente
a los faros que se aproximan.
Mantenga el parabrisas y todos los cristales del vehículo
limpios por dentro y por fuera. El deslumbramiento en la
noche empeora al haber suciedad en el cristal. Aún en el
interior del cristal puede formarse una película de polvo.
Los cristales sucios hacen que las luces deslumbren y se
reflejen más que en los cristales limpios, haciendo que las
pupilas de sus ojos se contraigan en forma repetida.
Recuerde que los faros alumbran una menor parte de la
carretera cuando se encuentra en una vuelta o curva.
Mantenga sus ojos en movimiento; de esa forma, es más
fácil ver objetos poco iluminados. Así como sus faros
deben ser revisados en forma regular para que estén alinea-
dos correctamente, su vista también debe ser examinada
con regularidad. Algunos conductores padecen ceguera
nocturna – la incapacidad de ver cuando hay poca luz – y
ni siquiera se percatan de ello.
Sección 4
4-19 . . .