Steren MED-110 Manual De Instrucciones página 21

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El organismo humano requiere cierta cantidad de grasa corporal para mantenerse saludable, pues
esta sustancia es importante para regular la temperatura corporal, aportar energía, proteger y aislar
a los órganos (como si fuera un colchón), así como para producir hormonas (particularmente en la
mujer).
Para que se puedan cumplir dichas funciones, en el cuerpo se almacenan dos tipos de grasas
diferentes; una de ellas es denominada esencial, y se aloja (en pequeñas cantidades) en los
músculos, sistema nervioso central (conformado por médula espinal y cerebro), órganos y médula
ósea (material blando y esponjoso que se encuentra en el interior de los huesos). Para el hombre,
este tipo de lípido abarca entre 3% y 4% de su peso corporal total, en tanto que en la mujer suma
aproximadamente 10% ó 12% del mismo. En las féminas el porcentaje es mayor debido a que incluye
la grasa del tejido mamario y depósitos en caderas, abdomen y pelvis, en donde es necesaria para
el funcionamiento del sistema reproductivo.
Por otra parte, también se tiene la llamada grasa almacenada, que es la que el organismo guarda
como reserva energética en todo el cuerpo.
El porcentaje saludable en hombres debe ser del 8% al 19%, y en mujeres del 11% al 21%.
Es un parámetro ampliamente usado para valorar la pérdida de peso y saber si un individuo padece
o no obesidad. Sin embargo, no puede usarse como único indicador.
Si una persona tiene un exceso de grasa corporal y tiene un índice de masa corporal normal,
debemos tener mucho cuidado, porque puede tratarse de un individuo sedentario que acarrea
grandes riesgos en su organismo y si ésto sucede, nuestro aliado debe ser la actividad física, para
eliminar masa grasa y aumentar masa magra mientras mantenemos el peso.
Por otro lado, podemos tener un IMC que indica obesidad, pero al evaluar la grasa corporal,
encontramos que la persona tiene un proporción normal o incluso, menor de la que debería, como
puede surgir entre los deportistas, por ejemplo: En personas con niveles moderados de actividad
física y alimentación equilibrada, el IMC puede mostrar un valor muy semejante al porcentaje de
grasa en el cuerpo y esto indica
claramente que ambos pueden ir de la mano, o no, en función de
los niveles de ejercicio y la dieta que llevemos.
Con todo esto queremos decir que el IMC es de gran utilidad, pero además, debemos saber cómo
está compuesto nuestro cuerpo y fundamentalmente, la cantidad de grasa del organismo, porque un
exceso implica graves consecuencias para la salud.
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