del esparcimiento que es causado por reflexiones y refracciones que se producen en las
interfaces entre los medios. Es particularmente aparente donde hay una gran diferencia en
la impedancia acústica, por ejemplo, entre los tejidos blandos y el hueso.
La atenuación es directamente proporcional a la frecuencia del ultrasonido utilizado,
produciendo mayor pérdida de la intensidad cuanto mayor sea su frecuencia. Con el
ultrasonido de 1 MHz, la intensidad emitida por el transductor se reduce en un 50% a los 4
cm de profundidad y a un 10% a los 12cm. Según la región y los tejidos interpuestos, el
límite máximo o nivel terapéutico se alcanzan hasta 10 cm. Con una frecuencia de 3 MHz la
reducción del 50% se produce a 1,5cm de profundidad siendo mínima a 5cm. En esa
frecuencia se considera 2 a 3cm el límite máximo para tratamientos superficiales (AGNE,
2004).
Ondas estacionarias
Ocurren como resultado de la sobreposición de las ondas reflejadas sobre las ondas
incidentes en una determinada interfaz donde existen medios con impedancia acústica
diferente. Esa concentración de ondas podrá causarle daño a los tejidos. Según Low y Reed
(2001), las ondas estacionarias pueden causar un estancamiento de las células de los vasos
sanguíneos, conduciendo a la formación de trombos.
Si el transductor fuese movido adecuadamente durante el tratamiento, hay pocas
posibilidades de formación de ondas estacionarias.
Fonoforesis
Término que describe la habilidad del ultrasonido en incrementar la penetración de agentes
farmacológicamente activos a través de la piel. Existen varias ventajas en el uso de esta
modalidad de tratamiento, entre ellas la acción localizada de la droga con la consecuente
ausencia de efectos colaterales derivados de acciones sistémicas (GUIRRO & GUIRRO,
2002).
Los efectos terapéuticos del ultrasonido como fonoforesis se obtienen por medio de
mecanismos térmicos y no térmicos. Los térmicos derivan de la transferencia de energía a
partir de la compresión de ondas vibratorias generadas en los tejidos irradiados. Otros
autores demuestran que el fenómeno de la cavitación es más importante que los efectos
térmicos en la Permeación transcutánea de drogas. Se recomienda que la elección entre el
modo continuo o pulsado sea de acuerdo a las características de la afección a ser tratada.
Se sabe que la penetración de drogas aplicadas tópicamente depende de diversos factores
como hidratación cutánea, local de aplicación, propiedades físico-químicas de las drogas,
dosis, forma de aplicación y tiempo de exposición (FUSARO, 2005).