4.- PUESTA EN MARCHA
Asegurarse que el filtro esté limpio al 100%, y que la piscina y la instalación no contenga
cobre, hierro y algas, así como que cualquier equipo de calentamiento instalado sea
compatible con la presencia de sal en el agua .
Equilibrar el agua de la piscina. Esto nos permitirá obtener un tratamiento más eficiente
con una menor concentración de cloro libre en el agua, así como un funcionamiento más
prolongado de los electrodos unido a una menor formación de depósitos calcáreos en la
piscina.
a) El pH debe ser de 7.2-7.6
b) La alcalinidad total debe ser de 60-120 ppm.
Asegurarse que el nivel mínimo de sal es de 5 g/l, añadiendo 5 Kg. por cada m
el agua no contenía sal previamente. Utilizar siempre sal común (cloruro sódico), sin aditivos
como yoduros o antiapelmazante, y con calidad de apta para consumo humano. No agregar
nunca la sal a través de la célula. Añadir directamente a la piscina o en el vaso de
compensación (lejos del sumidero de la piscina).
Al añadir la sal, y en caso que la piscina vaya a ser utilizada de forma inmediata, efectuar
un tratamiento con cloro. Como dosis inicial, se pueden añadir 2 g./m
tricloroisocianúrico.
Antes de iniciar el ciclo de trabajo, desconectar la fuente de alimentación y poner la
bomba del depurador en marcha durante 24 horas para asegurar la completa disolución de la
sal.
A continuación poner en marcha el sistema de electrolisis salina, situando el nivel de
producción del mismo, de forma que se mantenga el nivel de cloro libre dentro de los niveles
recomendados (0.5 - 1.5 ppm).
NOTA: para poder determinar el nivel de cloro libre deberá emplear un kit de análisis.
En piscinas con fuerte insolación o utilización intensiva, es aconsejable mantener un nivel
3
de 30-40 g./m
de estabilizante (ácido isocianúrico). EN ningún caso, deberá excederse un
3
nivel de 75 g./m
. Esto será de gran ayuda para evitar la destrucción del cloro libre presente
en el agua por la acción de la luz solar.
18
3
de agua si
3
de ácido