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W I R E L E S S P R O F E S S I O N A L
ES
1 4 . ¿ c ó M o u T i l i Z a r e l W i r e l e S S p r o f e S S i o n a l e n
i n d i c a c i o n e S e S p e c í f i c a S ?
1 4.13 Tr at am i en t o d e i n s u f i c i en c i a a r t e r i a l e n los m ie m bros inf e ri ore s
En este capítulo, nos limitaremos a la insuficiencia de las arterias de los miembros inferiores. La
hipertensión, el tabaquismo, el colesterol y la diabetes son algunas de las principales causas del deterioro
progresivo de las paredes arteriales (arterioesclerosis). Esta afección causa el estrechamiento de las
arterias, con la consecuente reducción del flujo sanguíneo en los tejidos que quedan por debajo de las
arterias estrechadas. Los tejidos peor irrigados presentan daños e hipoxia, más aún sabiendo que el
diámetro de las arterias es más pequeño y que una actividad más intensa exige más oxígeno.
La insuficiencia arterial en los miembros inferiores habitualmente se divide en cuatro fases clínicas. Estas
cuatro fases (I, II, III y IV) dependen de la gravedad aproximada de la pérdida de flujo sanguíneo y las
consecuencias para los tejidos.
La fase I es asintomática. Se escucha un soplo arterial durante un examen médico, que evidencia la
existencia de estrechamiento, pero el paciente no se queja de nada.
En la fase II, la disminución del riego sanguíneo provoca un dolor en las piernas al andar. En reposo el flujo
es suficiente, pero este no satisface los necesidades de los tejidos durante la actividad física y el paciente
sufre de "claudicación intermitente" (IC). Esto significa que se producirá dolor al caminar una determinada
distancia (cuanto más corta sea la distancia, más grave es la enfermedad), hasta que al final el dolor hace
que el paciente se detenga y tenga que descansar un tiempo antes de que pueda reanudar la marcha y se
inicie de nuevo el ciclo.
La fase III se caracteriza por la existencia de dolor constante, incluso en estado de reposo. El aporte
sanguíneo es tan reducido que los tejidos padecen hipoxia de forma permanente y se da una presencia
continua de metabolitos ácidos.
En la fase IV la dolencia presenta un estado tan avanzado que se produce una necrosis tisular con
gangrena. Se habla entonces de isquemia crítica, una situación que a menudo desemboca en una
amputación.
Las únicas fases que pueden recibir un tratamiento con electroestimulación son las fases II y III. La fase
IV supone una situación de emergencia para la que se requiere un tratamiento quirúrgico. La fase I es
asintomática y el sujeto no se queja de nada.